Si hace escasos días conocíamos la terrible noticia de la salida de Marcelino, ahora le toca el turno al director general. Mateu Alemany deja el Valencia por mutuo descuerdo con la directiva. Y es que desde Singapur se están tomando decisiones que nadie nadie comparte, y la del ejecutivo mallorquín. Deja así una trayectoria exitosa de 2 años, cogiendo el equipo desde el desastre y dejándolo en lo más alto.
Los desacuerdos en el mercado de fichajes 2019
Todo el mundo sabe que la ruptura empezó a fraguarse en verano, con las salidas y entradas de jugadores. Mateu hacía lo que Marcelino pedía, aunque fuera en contra de los intereses del dueño. Se dio salida a Lato, Centelles, Vezo, Murillo, Abdennour… Todo parecía bien encarrilado. Más cuando debía venderse a Rodrigo Moreno para cuadrar las cuentas, pero acabó saliendo Neto y llegando Jasper Cillessen, en una jugada magistral. Otra genialidad fue cambiar a Santi Mina por Maxi Gómez, incorporando un delantero de primer nivel. Pero lo que todo parecía buenos movimientos desde fuera, no se veían con los mismos ojos desde dentro. Ya en varias ocasiones bloquearon negociaciones con el Celta y el Barcelona. No importaba si Marcelino pedía a Rafinha, o si todo el mundo coreaba unánime a Mateu. Nunca he visto que se aclamara tanto a un ejecutivo…
El amago de despido
Después de todos estos desencuentros, vimos como Anil Murthy llegaba desde Singapur con órdenes claras de despedir al director general. No se hizo porque jugadores, entrenador y afición cerraron filas para que no se ejecutara la orden. Se consiguió evitar, pero sólo fue retrasar lo inevitable. Alemany estaba sentenciado desde entonces. De hecho siguió trabajando en el Valencia, pero desde ese momento quedó apartado de toda negociación. Sólo estaba ahí para aplacar a las fieras y mantener el proyecto deportivo, porque Marcelino amenazó con dimitir. Se pasó de ganar la Copa a una nueva crisis en muy poco tiempo.
La pesadilla de Rodrigo
A escasos días del inicio de la Liga el Atlético hizo una oferta de 60 millones por Rodrigo Moreno. Parecía que ya no hacía falta una salida de un jugador importante, con la operación Neto-Cillessen, pero Peter Lim decidió que había que vender. No sólo eso, mediante su socio Jorge Mendes tramitó la negociación con el Atlético. Marcelino estaba desquiciado por la situación, porque no le habían traído a los jugadores que había pedido y encima podían quitarle una de sus piezas clave. Y todo esto sin contar con la opinión de los responsable deportivos del club. Finalmente Rodrigo no salió, pero dejó la crisis valencianista todavía más profunda. Fue el culebrón Rodrigo, que detonó en la noticia bomba de Mestalla: Mateu Alemany deja el Valencia.
Las rajadas de Marcelino y su despido
Tras lo ocurrido en los fichajes, y cómo se estaba manejando las negociaciones, el entrenador del Valencia CF estaba desquiciado. No entendía cómo no le traían nuevos fichajes, y encima Rodrigo podía salir sin su aprobación. Dijo públicamente que el equipo no subía de nivel sin los refuerzos que había pedido y sin Rodrigo… tendrían que replantearse los objetivos. Además, en cada rueda de prensa rajaba contra el dueño, sus formas y hasta dijo que le había engañado. Prometió que si conseguían que Rafinha llegara cedido, lo aceptaría, y lo consiguieron… pero aun así bloqueó las negociaciones. Tanto rajó que fue despedido, como ya le ocurrió en el Villarreal. Incluso llegó a decir que ha sido despedido por ganar la Copa. Pero es que tras ganarla se le subieron mucho los humos, quería decidir a quién había que fichar.
Mateu Alemany deja el Valencia junto con Marcelino
Y tras el despido de Marcelino, Mateu confesó que no tenía ganas de seguir trabajando en este club. Ambos habían formado un equipo: se apoyaban mutuamente, respaldaban sus decisiones y hasta cerraron filas por defenderse. El director general fue el único que apoyó al entrenador cuando la temporada pasada iniciaron la liga de la peor forma posible. Y Marcelino amenazó con dimitir si Peter Lim despedía a Marcelino. Como era de esperar, cuando uno salió del equipo, el otro le sigue detrás. Todo ante la incredulidad del aficionado, que ve como unos meses después de ganar la Copa del Rey 2019 se destruye todo lo que se había construido.
